Las autoridades de Colombia acusaron a pesqueros de Costa Rica de cazar en forma indiscriminada a unos 2 mil ejemplares. Les cortan las aletas y luego arrojan el resto al mar. Bogotá denunció un “crimen ecológico”.
La alta consejera de Colombia para la Gestión Ambiental, Sandra Bessudo, denunció la implicación de tripulantes costarricenses en la muerte de tiburones. Buzos rusos fueron los que dieron la voz de alarma.
Los buzos detectaron que al menos diez pesqueros ilegales costarricenses se encontraban en el área y cuando se sumergieron “no vieron animales vivos”, según explicó Bessudo.
“Teniendo en cuenta las maniobras y métodos de pesca que utilizan, en cada faena habrían matado unos 200 tiburones, y si eran unos diez barcos, el cálculo podría ser de unos 2 mil tiburones muertos, muchos de ellos encontrados en el fondo del mar sin sus aletas”.
La isla de Malpelo, santuario de fauna y flora donde fueron encontrados los escuelos, fue declarado Patrimonio de la humanidad por la Unesco.
“Estas denuncias fueron colocadas ante la Cancillería para que se efectúen las comunicaciones ante el Gobierno de Costa Rica, para que no envíen estos tipos de barcos”.
En la isla de Malpelo sobreviven algunas especies marinas en peligro de extinción, por lo que la Armada Nacional aumentó las labores de vigilancia en los últimos años. Bessudo explicó, precisamente por esto, que desde finales de septiembre no han podido llevar las tareas de control porque las lanchas estaban siendo reparadas.
“Lo que hicieron fue alejarse un poco más de la isla, porque estaban pescando a menos de cien metros, pero siguieron con sus faenas de pesca sin que la gente de la Armada pudiera tomar acciones”, indicó. Bessudo advirtió que el Gobierno colombiano “no permitirá la ilegalidad del deterioro de nuestra biodiversidad en nuestras aguas”.
La marina colombiana detuvo en febrero pasado a cuatro pescadores costarricenses que faenaban ilegalmente en las cercanías de Malpelo, operación en la que se incautaron de 18 tiburones tinto, 15 peces dorados y 7 marlines.
Las aletas de tiburón son muy codiciadas en el mercado asiático para realizar la polémica sopa de aleta de tiburón. El cercenamiento de las aletas se ha incrementado en los últimos años, de acuerdo con el Grupo de Conservación de Agua de tiburón.
Las autoridades de Colombia acusaron a pesqueros de Costa Rica de cazar en forma indiscriminada a unos 2 mil ejemplares. Les cortan las aletas y luego arrojan el resto al mar. Bogotá denunció un “crimen ecológico”.
La alta consejera de Colombia para la Gestión Ambiental, Sandra Bessudo, denunció la implicación de tripulantes costarricenses en la muerte de tiburones. Buzos rusos fueron los que dieron la voz de alarma.
Los buzos detectaron que al menos diez pesqueros ilegales costarricenses se encontraban en el área y cuando se sumergieron “no vieron animales vivos”, según explicó Bessudo.
“Teniendo en cuenta las maniobras y métodos de pesca que utilizan, en cada faena habrían matado unos 200 tiburones, y si eran unos diez barcos, el cálculo podría ser de unos 2 mil tiburones muertos, muchos de ellos encontrados en el fondo del mar sin sus aletas”.
La isla de Malpelo, santuario de fauna y flora donde fueron encontrados los escuelos, fue declarado Patrimonio de la humanidad por la Unesco.
“Estas denuncias fueron colocadas ante la Cancillería para que se efectúen las comunicaciones ante el Gobierno de Costa Rica, para que no envíen estos tipos de barcos”.
En la isla de Malpelo sobreviven algunas especies marinas en peligro de extinción, por lo que la Armada Nacional aumentó las labores de vigilancia en los últimos años. Bessudo explicó, precisamente por esto, que desde finales de septiembre no han podido llevar las tareas de control porque las lanchas estaban siendo reparadas.
“Lo que hicieron fue alejarse un poco más de la isla, porque estaban pescando a menos de cien metros, pero siguieron con sus faenas de pesca sin que la gente de la Armada pudiera tomar acciones”, indicó. Bessudo advirtió que el Gobierno colombiano “no permitirá la ilegalidad del deterioro de nuestra biodiversidad en nuestras aguas”.
La marina colombiana detuvo en febrero pasado a cuatro pescadores costarricenses que faenaban ilegalmente en las cercanías de Malpelo, operación en la que se incautaron de 18 tiburones tinto, 15 peces dorados y 7 marlines.
Las aletas de tiburón son muy codiciadas en el mercado asiático para realizar la polémica sopa de aleta de tiburón. El cercenamiento de las aletas se ha incrementado en los últimos años, de acuerdo con el Grupo de Conservación de Agua de tiburón.
FUENTE | www.eltiempo.com
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