El paisaje de Mar Azul, un balneario cercano a Villa Gesell, a 400 km. de Buenos Aires, está dominado por tupidos bosques con distintas especies de pinos, acacias y álamos negros, con extensas áreas de médanos y playas vírgenes.

La casa se sitúa en un solar angosto y muy arbolado; los lados largos limitan con otros terrenos, un lado corto con la calle de acceso y el otro se vuelca sobre una pendiente natural de 4m de altura con vistas hacia una imponente arboleda.

Los comitentes, que cambiaron un barco y la vida marítima por una casa en el bosque, demandaban especial cuidado en preservar las condiciones naturales del terreno aprovechando al máximo sus cualidades.

Así, la casa resultó en un muelle habitable que surge del terreno para contemplar el paisaje que lo rodea. Se desarrolla en dos plantas; un nivel que sale de la tierra funciona como un zócalo de uso más privado, que alberga las habitaciones y define un plano horizontal sobre el que se apoya un pabellón, el nivel superior, que contiene el programa social con el estar, comedor, parrilla y terraza; organizando en un área de uso central, con bandas laterales de circulación y servicios.

En la planta alta, una de estas bandas de circulación abierta define un sendero de acceso entre árboles, desde la calle. Una pieza de hormigón en forma de L abre este área central hacia el Norte, para ver el bosque, con ventanales amplios y la cierra al sudeste con una fachada más ciega, de aventanamientos controlados, dispuestos a la altura visual de una persona sentada.

El apoyo vertical de la L es un muro, de hormigón visto encofrado con tablas dispuestas horizontalmente para acentuar esta dirección dominante en la casa, que va tomando espesor y define la circulación, con funciones de apoyo, que vincula ambos niveles. El plano horizontal de la misma L, es agujereado, en la circulación exterior, y atravesado por los árboles que parecen brotar del camino entablonado de madera de pino tratado.

FUENTE | www.plataformaarquitectura.cl