El proceso tan acelerado como se desarrollan la mayoría de las ciudades del mundo, aunado a las migraciones de la población que se desplazan y las ocupan, en busca de satisfacer las necesidades básicas de vida, ya ha hecho que la mitad de la actual población del planeta viva concentrada en urbes. Esto a su vez ha ocasionado que se consuman en ellas, el 80% de la energía, agua y demás recursos, compulsando el deterioro ambiental y social.
Según la ONU-Habitat, los aspectos espacial, social y ambiental del entorno urbano, y su efecto sobre los habitantes deberán descansar sobre una base de igualdad y la sostenibilidad para poder hacerle frente a los escenarios de las próximas décadas del siglo XXI.
La igualdad y la sostenibilidad de las ciudades son aspectos a trabajar por los gobernantes locales, nacionales y las organizaciones mundiales, más cuando sobre las urbes pesan altos índices de pobreza. Estas urbes absorben a nivel global, cerca de tres millones de nuevos residentes a la semana.
Según fuentes globales de información, se estima que las ciudades asiáticas serán las que más crezcan en los próximos 40 años, llegando a albergar al 63% de la población mundial en 2050. Tokio será la mega ciudad con la mayor población del mundo en el 2025, y habrá decenas de mega ciudades en el mundo, que superen los 10 millones de habitantes durante el siglo XXI.
Mientras que India y la República Popular China continuarán siendo los países más poblados e India superará a China alrededor del año 2038.
En el 2050, según estudio de la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE) de España, en el Informe de Datos sobre Población Mundial 2010, África registrará el mayor crecimiento demográfico del mundo en términos porcentuales. Las proyecciones demográficas indican que su población se duplicará en 2050, situándose en torno a las 2.000 millones de personas.
Es así como el Continente Africano, estará en el año 2050 superando la población total de los demás continentes por debajo de Asia. Europa tendrá 648 millones y América unos 1260 millones de habitantes. Venezuela por su parte tendrá unos 40 millones y su vecino Colombia 65 millones. La Población mundial de la humanidad estará promedio en los 9500 millones.
América Latina en el 2050, podría tener 71,4 millones de personas con falta de agua en las ciudades como consecuencia del incremento de población y del cambio climático, según la ONG The Nature Conservancy (TNC), en el estudio del ecologista Robert McDonald: “Crecimiento urbano, cambio climático y disponibilidad de agua dulce”, pronostica que habrá una seria escasez del líquido en las urbes del planeta si las ciudades no emprenden acciones de inmediato, aunado a la crisis de energía y fuentes de materias primas. La citada ONG establece que niveles de disponibilidad hídrica inferiores a los 100 litros de agua dulce por persona y día, implican que existe escasez del recurso.
En opinión de los expertos, de acuerdo a la tendencia el fenómeno de incremento de la población urbana, causará mayores riesgos ambientales y sociales. La degradación de los ecosistemas se agravaría por el mayor uso de la energía fósil ante el aumento de las emisiones de dióxido de carbono, de encontrarse este en las cantidades que se requieren; y de no encontrarse esa energía fósil la situación serían aun mas grave porque el aparato productivo mundial se paralizaría sin contar con sustituto oportuno.
En ambos casos estamos ante una situación dramática de la vulnerabilidad de sus habitantes por la ocupación informal de los espacios y deterioro ambiental y con el consiguiente aumento de la violencia en sus diferentes manifestaciones.
El crecimiento de la población urbana es mayor que el ritmo de dotación de servicios, suministro de energía y equipamiento urbano, fuentes de trabajo, incrementándose la problemática de desigualdad social, miseria y delincuencia.
Los esquemas actuales de gestión se han hecho ineficientes para hacer sostenible las ciudades, a pesar de la preocupación manifestada por los planificadores urbanos de los países desarrollados, y no desarrollados en mayor desventaja, que se debaten con soluciones puntuales, inmediatistas y reactivas con escenarios aún de mediados del siglo XX ante las amenazas ecológicas.
Los recientes desastres urbanos en ciudades como Japón hacen reformular planes de gestión a futuro inmediato.
Los eventos de frecuentes inundaciones que han afectado a varias ciudades e infraestructura de países principalmente de Latinoamérica y las crisis de electricidad, energía y agua en el mundo, ponen de manifiesto que se requiere hacer acciones especificas de investigación, uso de tecnologías, monitoreo y planificación, contratación de expertos, de verdaderos técnicos en la gerencias y mejoramiento de gestión administrativa urbana, así como obras de mitigación y control, para reducir el riesgo de los desastres en los centros poblados que irán incrementado su población.
Ya no solo basta llevar la vocería política, se requiere además del estricto cumplimiento y visión futurista de las soluciones a los problemas que amenazan a las urbes del planeta. Ya no es asunto solo del capitalismo versus socialismo, es de la humanidad, porque ambos modelos de organización social han desarrollado un aparato industrial y de transporte con las mismas demandas energéticas.
La población de escasos recursos “pobre”, se ha aglutinado mayoritaria en las ciudades de manera desordenada, en las tierras urbanas de menor calidad, valor económico y las más inseguras en lo ambiental y social. Razón por la cual son los más vulnerables y las que requerirán mayor gestión de gobierno y participación de las comunidades organizadas, de planes especiales de vivienda, como la Misión Vivienda de Venezuela.
Los asentamientos en las urbes han producido mayor desforestación, uso inadecuado del suelo, agravado la deficiencia extrema en los sistemas de drenaje y alteraciones de la superficie de los terrenos; incrementándose el estancamiento de aguas de lluvia y por efecto colateral el riesgo de inundaciones “impredecibles” y con mayor frecuencia de los deslizamientos por la alta saturación.
Las mejores tierras, aptas para urbanizar, están ocupadas con los mejores desarrollos de viviendas, esto obliga a los gobiernos a rediseñar verticalmente las ciudades y efectuar planes científicos para densificar. Ya la improvisación y demagogia de los gestores de las ciudades está quedando en entredicho y cuestionadas.
Esta vulnerabilidad por su ubicación geográfica y socioeconómica, se agrava en algunos casos, cuando el Estado-Gobierno de la ciudad dota de servicios urbanos incompletos o mejoras incipientes a los pobladores que ocupan esas zonas de riesgo en un intento de darle titularidad a la ocupación informal de zonas precarias. Todo ello ante la presión social, así como de la carencia de respuestas innovadoras y falta de eficiencia en el manejo presupuestario en las diversas ciudades del mundo y en nuestra región.
En este siglo XXI, según fuentes de la ONU, centros de investigación de universidades, y especialistas de diversas tendencias políticas, económicas y sociales, indican que la gestión de las ciudades requerirá de una modernización tecnológica de los sistemas y atención integral de los servicios urbanos, tales como: el uso de energías alternativas, regularización estricta del suministro de agua potable, reciclaje de aguas de lluvias y servidas, saneamiento, asistencia médica, transporte público masivo, vías de circulación libre de congestionamientos, desmontar los barrios en zonas de riesgos, infraestructuras urbanas sostenibles, construcciones ecológicas innovadoras de vivienda y urbanización, entre las principales.
La participación protagónica inmediata de la comunidad con capacidad de respuesta preventiva ante los desastres naturales, eventos geológicos, sísmicos, tecnológicos y aún los asociados a la comunidad y sus conflictos sociales debe imponerse, así como los sistemas de información, monitoreo, cartografiado y control geográfico para la reducción de diferentes riesgos ambientales de las ciudades.
Es vital para muchas ciudades especialmente en nuestro entorno regional el establecimiento de una científica, técnica y políticas transparentes de administración urbana, a fin de evitar el colapso sobre los recursos a consumir, los sistemas de servicios y del medio ambiente ante el crecimiento de la población urbana y la necesaria de planificación integral.
POR | ING. Geologo Oscar Fanti Arangu
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