La moda ecológica se ha convertido en una realidad para muchas marcas que poco a poco incorporan a sus colecciones productos biológicos y biodegradables. Suzanne Elizabeth Lee, diseñadora de moda en el Central Saint Martins College of Art and Design desarrolló uno de los proyectos que promete ser una revolución en esta industria: Biocouture.

En esta ocasión la diseñadora, gracias a la fermentación de desechos de azúcar, té verde, levadura y bacterias, entre otros ha podido crear prendas ecológicas. La receta es la misma que se utiliza para hacer kombucha, una bebida milenaria con sabor a sidra de manzana un poco avinagrada, que se prepara con té azucarado fermentado por una colonia de microorganismos. Esos hongos y bacterias crean un cuerpo gelatinoso que se puede alargar todo el tiempo que las bacterias tengan alimento.

Para hacer la ropa se seca la capa gelatinosa de micro fibras de celulosa. Al tacto semeja un cuero vegetal o incluso como la piel. Posteriormente se corta según los patrones de diseño y se colorea con tintes vegetales.

El único problema que todavía no ha podido solucionar Suzanne y su equipo es conseguir que el tejido resultante sea hidrófobo. Por ahora las prendas absorben toda el agua que les llega y llegan incluso a hacerse hasta 100 veces más pesadas. La diseñadora británica está buscando la fórmula de ingeniería química para producir nanofibras que repelan al agua.

FUENTE | www.larepublica.com.uy