Investigadores de la Universidad de Vigo (España), en colaboración con la Unidad de Servicios Ambientales del Parque Nacional Alejandro de Humboldt (Cuba), han descubierto dos nuevas especies de orquídea caribeña.
Desde hace más de dos siglos, las islas del Caribe han servido como laboratorios naturales y fuente de inspiración para los biólogos. Sin ir más lejos, los estudios de Charles Darwin y Alfred Rusel Wallace en archipiélagos tropicales contribuyeron al surgimiento de la teoría de la evolución.
En este caso, un equipo de investigación español de la Universidad de Vigo ha dado con dos nuevas especies para la ciencia pertenecientes a la familia de las orquídeas (Orchidaceae: Laeliinae) en Cuba, que se han denominado Tetramicra riparia y Encyclia navarroi. Las dos plantas se hallaron en la zona oriental y occidental de la isla respectivamente.
“La primera especie descrita, Encyclia navarroi, es una orquídea de flores considerablemente grandes. Un año después encontramos la especie Tetramicra riparia con flores muy pequeñas. Esta última debe su nombre a que crece a orillas de arroyos pedregosos en las montañas de Baracoa, una de las zonas más lluviosas y menos exploradas de Cuba”, declara a SINC Ángel Vale, investigador de la Universidad de Vigo y coautor de los trabajos que publican las revistas Systematic Botany y Annales Botanici Fennici.
La familia de las orquídeas fue una de las que más atrajo la atención de Darwin, y le sirvió como sistema para proponer algunas hipótesis sobre la importancia de las relaciones entre flores y polinizadores para la biodiversidad. Se estima que existen entre 25.000 y 30.000 especies de estas plantas. Sin embargo, los mecanismos que explican esta abrumadora variedad apenas comienzan a conocerse.
“Destaca su extraordinaria capacidad para interaccionar con distintos tipos de polinizadores. A diferencia de la mayoría de las plantas, muchas orquídeas no producen néctar u otras sustancias que sirven de recompensa para los insectos y aves que las visitan”, explica el investigador.
A pesar de ello, los visitantes florales se sienten atraídos por sus colores y formas, lo que permite la reproducción sexual de estas plantas. Esto se conoce como polinización por engaño.
El grupo de investigación de Ecología y Evolución de Plantas de la Universidad de Vigo, al que pertenece Vale, investiga las consecuencias ecológicas y evolutivas de la polinización por engaño en orquídeas endémicas de las Antillas Mayores: Cuba, Jamaica, La Española y Puerto Rico. Uno de las incógnitas que pretenden despejar es si los grupos de orquídeas engañadoras poseen mayor diversidad taxonómica y genética que otras especies productoras de néctar.
Vale y su equipo desarrollan estudios en las Antillas para, además de reconstruir la historia evolutiva de las orquídeas, analizar el efecto de los polinizadores en el éxito reproductivo de las plantas, y cómo esta interacción ha modelado las llamativas formas que presentan estas flores caribeñas.
“A pesar de que T. riparia posee flores con su pétalo central entero, igual que otras especies que conforman un subgénero endémico de Cuba, su forma de crecimiento es muy semejante a la de un grupo más extendido y que parece haber divergido en la vecina isla de La Española. Nuestro trabajo ofrece evidencias moleculares sobre un mayor parentesco de T. riparia con estas especies de la isla vecina. Esto está en consonancia con la historia geológica del Caribe insular, según la cual el extremo oriental de Cuba estuvo en estrecho contacto con ese territorio”, apunta Vale.
Actualmente los científicos intentan estimar hace cuántos millones de años se originaron esta y otras especies caribeñas. Esto permitirá testar si el ancestro de esta especie ya vivía en Cuba o si, por el contrario, evolucionó a partir de un antepasado que colonizó la isla desde archipiélagos vecinos.
“Al igual que la mayoría de las orquídeas que no ofrecen recompensa a sus polinizadores, Encyclia navarroi y Tetramicra riparia reciben muy pocas visitas de las abejas. Esta es una razón fundamental para garantizar la conservación de estas plantas, y también para proteger las poblaciones de sus polinizadores”, subraya el científico.
FUENTE | noticiasdelaciencia.com
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