El hielo se derrite y como ocurre en cualquier otro ecosistema, la alteración de un elemento en el Ártico conlleva una transformación a mayor escala.
La desaparición del hielo afecta a especies como la foca pía o de Groenlandia, muy abundante en el Ártico. Esta, junto a la foca anillada, es la presa principal del oso polar, que también tiene problemas para desplazarse en busca de comida como consecuencia de la desaparición del hielo y el movimiento de sus presas.
La foca pía pasa todo su ciclo vital en aguas del Ártico hasta que, a finales de invierno, las hembras se desplazan a sus zonas de cría: el nordeste de Canadá, el este de Groenlandia y el noroeste de Rusia. Allí, sobre una capa de hielo lo suficientemente gruesa, dan a luz.
Amparadas por la estabilidad que les ofrece ese hielo, las focas amamantan durante dos semanas a sus crías recién nacidas con su leche ultranutritiva. Si durante ese periodo inferior al mes el hielo se rompe o se derrite, las crías de foca mueren. Y eso es lo que está pasando últimamente.
En el 2007, el 75% de las crías de foca de la población canadiense murieron por la falta de hielo y, en el 2010, el total de las crías, estimado en un millón de ejemplares, pereció cuando el hielo sobre el que habían nacido se derritió por completo.
Este hielo marino formado sobre el océano recibe el nombre de banquisa. Su grosor medio es de uno a cuatro metros, aunque en algunas zonas de hielo perennes puede superar los veinte metros. En verano, se funden las partes más expuestas a las altas temperaturas del agua, y la superficie total de la banquisa se reduce a menos de la mitad.
Pero desde 1979, la extensión total de la banquisa es cada vez menor, y ha llegado a mínimos históricos en el 2007, en el 2011 y, sobre todo, en este 2012.
Durante el 2012 se han batido todos los récords. Los datos del National Snow and Ice Data Center, que es la fuente más fiable sobre la extensión de la banquisa, son contundentes. A mediados de septiembre, la superficie del hielo marino era de 3,41 millones de kilómetros cuadrados, y llegaba al mínimo absoluto (760.000 km2 menos que el récord anterior).
Además, es importante tener en cuenta que este año las temperaturas no han sido demasiado altas en el Ártico (fueron mucho más bajas en el 2007 y el 2011), por lo que todavía se hace más evidente la tendencia a la desaparición.
La causa, y también el motivo de mayor preocupación relacionado con este fenómeno, es que la capa de hielo es cada vez más delgada, lo cual la hace más vulnerable ante las fuertes corrientes marinas, tormentas, vientos o leves incrementos de la temperatura.
Hasta hace poco, las previsiones de los científicos mostraban que el océano Ártico quedaría libre de hielo en verano entre el 2030 y el 2050. Pero con los datos de este año, Peter Wadhams, uno de los mayores expertos mundiales en el tema, predice la desaparición del hielo para el 2016.
Para Wadhams, no hay duda de que la causa de este fenómeno es el cambio climático y que la pérdida del hielo en verano acelerará más el ritmo de un cambio global.
Este hielo, formado por agua salada, es clave para asegurar el equilibro del clima del planeta. Las superficies blancas, como las del Ártico, hacen que hasta un 90% de la energía solar recibida sobrela Tierrarebote de nuevo hacia el exterior.
Si el hielo ártico desaparece, habrá un mayor calentamiento de la superficie terrestre.
Por otro lado, el deshielo abrirá nuevas vías de comunicación marítima entre Asia y América que acrecentarán el impacto mediombiental en el Ártico.
También será posible extraer más fácilmente las grandes reservas árticas de gas y petróleo y explotar sus recursos pesqueros. Rusia, Canadá, Estados Unidos, Dinamarca y Noruega han comenzado una frenética carrera por reivindicar sus límites en la zona.
Pero esas actividades también tendrán otras consecuencias. Si el hielo ártico se derrite a este ritmo, no sólo habrá malas noticias para el cazador inuit Peter Kattuk, las focas pías o los osos polares. Los cambios no tardarán en notarse para todos.
FUENTE | www.lavanguardia.com
Con muchos esfuerzos científicos de la Universidad Tecnológica de Tallin, en Estonia, ya tienen casi listo un pez robot capaz de detectar las turbulencias y contaminación del agua. Leer Más
Los efectos del cambio climático, tales como inundaciones, sequías y otros desatres naturales, afectan más a las mujeres que a los hombres en países en desarrollo, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (conocido por sus siglas en inglés UNFPA). Leer Más
La información que arroja un monitor de vulnerabilidad climática para 184 países ya está disponible en un portal interactivo en línea, haciéndola más accesible a todo el mundo. Leer Más