Las pieles de chinchillas son reconocidas en el mundo por su suavidad. Cada animal se vende a 80 dólares, pero abrigo puede valer 50 mil. El criadero de Lampa comenzó a operar en 1964 con 200 roedores pero hoy solo quedan 98. En el hábitat silvestre, ya no se encuentra a este animal por caza indiscriminada.

La chinchilla o “roedor nocturno” es un animal muy preciado a nivel mundial, pues su piel, que se utiliza para confeccionar prendas finas de vestir, es considerada una de la más suaves del mundo. Un abrigo hecho con este material puede valer US$ 50.000. El hábitat de la chinchilla es la Cordillera de los Andes de Perú, Bolivia, Argentina y Chile.

La Chinchilla es un género de roedores de la familia “Chinchillidae” conocidos vulgarmente como chinchillas. Es endémica de la mitad sur de los Andes. El género Chinchilla agrupa dos especies y una variedad doméstica, creada por el cruce de las salvajes, aparte de la variedad doméstica, todas las chinchillas están amenazadas de extinción. Las chinchillas son muy apreciadas en peletería y han sido cazadas en gran cantidad, lo que las ha llevado a su escasez.

Su pelaje extremadamente suave y denso (que evita la proliferación de parásitos), es, a la vez, causa de su fama, pero también de la desaparición del animal, pues ha sido casi exterminado por la caza intensiva y furtiva. En los Andes ya no puede verse a este animal en un hábitat silvestre.

El único criadero de Lampa  (región de Perú) está ubicado en la zona rural, a un kilómetro en el lado noreste del distrito. La infraestructura, a simple vista, es de pura piedra y calamina. Desde 1971, este criadero está a cargo  de la Agencia Agraria del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Minag) .

En uno de los ambientes están las jaulas casi vacías. Son cuatro filas de celdas. Sin embargo, solamente en dos se observan a las chinchillas. “Trabajo hace pocos meses en esta institución, pero casi siempre están sin animales”, refiere un trabajador.

Esto hace suponer que poco a poco ha venido disminuyendo el número de roedores. “No hubo buen manejo en años anteriores. La idea es reflotar la crianza, pero no existe presupuesto para ello”, admite el funcionario Vilca Tumi. Actualmente solo hay 98 chinchillas.  Hay más machos que hembras, por lo que las posibilidades de reproducción son menores.

Otra de las causas de la extinción es la consanguinidad. Nadie se preocupó de comprar a los reproductores con alto nivel genético de otros países para este criadero. “Falta refrescar la sangre. Debido a la consanguinidad el pelaje pierde calidad. Se degenera la piel y el color”, agrega Vilca.

La chinchilla es un caso típico de animal que los humanos ponen en peligro, y del que luego intentan proteger a las poblaciones salvajes cuando quizá ya es demasiado tarde.

El 3 de marzo de 1973, la chinchilla fue incluida en el anexo I de la CITES, llamado también “Convención de Washington”.

El comercio de ejemplares de estas especies debe estar sometido a una reglamentación particularmente estricta para no poner en peligro la supervivencia, y no debe estar autorizado nada más que en condiciones excepcionales, según la proclama de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).

FUENTE | www.larepublica.pe