Las semillas que turistas e investigadores llevan consigo a la Antártida sin saberlo amenazan el frágil ecosistema del continente más aislado del planeta al difundir plantas invasoras en detrimento de la flora local, dijeron investigadores internacionales.
Entre 30.000 y 40.000 personas visitan la Antártida cada año. La mayoría son turistas que llegan en cruceros, además de los 5.000 a 7.000 científicos que trabajan en las bases de diferentes países.
“Las especies invasoras son un problema global, pero el tema es particularmente sensible en islas donde los ecosistemas son más frágiles”, dijo vía telefónica a AFP el francés Marc LeBouvier, de la Universidad de Rennes, uno de los autores del estudio publicado el lunes en Estados Unidos.
“El riesgo en la Antártida es un trastorno en el equilibrio del ecosistema, que puede dar lugar a la sustitución gradual de las especies nativas con las importadas, que son capaces de eliminar las plantas locales”.
Señaló que el área de mayor peligro es el 2% de la masa continental que no está cubierta de hielo, especialmente sensible al calentamiento.
En 50 años, las temperaturas han aumentado cinco grados, especialmente en la Península Antártica, dijo el investigador, pero insistió en que la magnitud del calentamiento varía según los lugares.
Para tener una idea de cómo el calentamiento global podría aumentar la colonización de la Antártida por parte de ciertas plantas consideradas “agresivas”, como el pasto azul anual, una herbácea, los investigadores utilizaron un modelo informático basado en diferentes escenarios de cambio climático de aquí al 2100 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
El estudio se realizó durante un año con motivo del Año Polar Internacional en 2007-2008 y fue publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), con fecha 5 de marzo.
Los investigadores entregaron a 5.600 personas que llegaban a bordo de barcos o aviones un cuestionario preguntándoles de dónde eran y dónde habían estado antes.
A continuación, revisaron cuidadosamente las prendas de vestir, maletas, bolsas y equipos de 853 voluntarios y recogieron más de 2.600 semillas o fragmentos de plantas capaces de germinar.
Alrededor del 43% de las semillas fueron identificadas hasta el nivel de especies, lo cual indicó que varias eran “invasores conocidos… de las regiones subantárticas y ártica, con clima parecido al de partes de la Antártida”.
Más de la mitad de los visitantes dijeron que habían viajado a zonas de clima frío en el año anterior a su visita la Antártida, lo que sugiere que traían consigo especies resistentes, capaces de prosperar en la región.
Aunque los visitantes llevaban un promedio de menos de diez semillas cada uno, varias especies invasoras ya lograron germinar en el oeste de la Península Antártica.
Los turistas tenían un menor número de semillas (10%) que los científicos que trabajan en las bases, que representaron el 40-50% del total, según los investigadores.
Según estos investigadores, este estudio debería proporcionar a los países firmantes del Tratado Antártico y el Protocolo para la Protección del Medio Ambiente (Protocolo de Madrid) las bases de reflexión para reducir al mínimo el riesgo de invasión biológica en el continente blanco.
El equipo de investigación fue dirigido por Steven Chowna de la Universidad de Stellenbosch en Sudáfrica, e incluyó a científicos del British Antarctic Survey, la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia, el Instituto Holandés de Ecología y el Instituto Polar Francés.
FUENTE | AFP
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